Para las
experiencias siguientes, utilizamos un Van der Graaff, que es un aparato
electrostático que utiliza una cinta móvil para acumular electrones en una
esfera de metal hueca, por lo que la carga siempre está en el exterior. Nosotros
utilizaremos un Van der Graaff de 125 V.
El Van der
Graaff y un péndulo.
Colocamos el
Van der Graaff y el péndulo a una distancia pequeña y enchufamos el Van der
Graaff para que la esfera se cargue negativamente (cuando las tiras de papel
están erguidas). Podemos comprobar que el péndulo se balancea (atraída por
inducción) hasta que toca una vez a la esfera del Van der Graaff y queda
cargada negativamente. Se supone que, debido al movimiento de péndulo, la bola tocará otra vez el Van der Graaff, sin embargo, tras el contacto esta no volverá a tocar el aparato
porque ambos tienen la misma carga y se repelen. Al apagar y descargar el Van
der Graff, la esfera vuelve a tocar el Van der Graaff, pues ya no hay fuerza de
repulsión.
NOTA: si se
deja mucho tiempo el experimento, la bola adquiere una velocidad superior a la
que es capaz de frenar la fuerza de repulsión y toca la esfera del Van der
Graaff.
El Van der
Graaff, un conductor y un péndulo.
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